domingo, 17 de enero de 2010

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-Siniy: ¿Te acuerdas de Illich? Lo pasaba bien con él.

-Krasnij': Sí, claro. Era majo, os llevabais muy bien. ¿Qué pasó?

-S: El tiempo.

-K: ... ¿?

-S: El tiempo, la distancia, no sé. Ya no íbamos juntos a las mismas clases, ya no salíamos con las mismas personas, pasó el tiempo y cambiamos, paradójicamente, a destiempo.

-K: ¿A destiempo?

-S: Sí. Hacía años que andábamos juntos, en la misma dirección. Pero un día me paré y él siguió andando. Vi que ni siquiera se daba cuenta de que yo me había quedado ahí atrás, medio sola. Así que decidí que no valía la pena. Primero me di la vuelta e intenté andar dirección contraria, pero era muy difícil: todo el mundo iba hacia la misma dirección, ¿cómo podía atravesar toda esa multitud? Así que fui calle abajo. Verás, al principio aún tenía la esperanza de que, llegado un punto, los dos nos encontraríamos...

-K: Pero si él siguió andando en la misma dirección y tu cambiaste, eso no podría pasar.

-S: ... exactamente. Me parece que cogió algunos desvíos. La verdad es que no lo sé. De repente me fijé muy bien, había alguien a mi lado, un poco atrás. Entonces me di cuenta de que hacía algo de tiempo que estaba aquí, pero ya ves, la costumbre, que a veces te ciega.

-K: Pero llevaba menos tiempo contigo que Illich... ¿no?

-S: Claro, pero ya sabes lo que opino yo del tiempo... entonces cuando me di cuenta, esta persona me cogió de la mano y me dijo: es necesario que sigas andando, estás en medio de una carretera, no te puedes parar. Ni siquiera me había dado cuenta. Seguimos andando, y andando, y andando... es maravilloso. La calle está llena de gente que camina en tu misma dirección.

-K: Como yo.

-S: Como tú.

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